Control del VIH por Análisis de Sangre:


Una herramienta útil para el control del VIH

Los exámenes de laboratorio clinico (análisis de sangre) pueden dar información clave sobre el estado de salud de las personas portadoras del VIH.
Algunos de ellos deben hacerse inmediatamente después de que una persona se entere de que ha contraído el VIH, con el fin de establecer un punto de referencia (medición inicial) para la evaluación de la salud inmunológica y la actividad del virus.
Saber este «punto de referencia» le ayudará a controlar el progreso de la enfermedad así como el efecto que están produciendo los medicamentos que esté tomando.
La edad, el sexo, el nivel de estrés, los medicamentos, otros tratamientos como la radioterapia, las infecciones activas y otros factores pueden alterar los resultados de estas pruebas, y deben tenerse en cuenta en el momento de interpretarlos.
Aunque tratar de entender los resultados de los exámenes de laboratorio puede ser una labor tediosa, le podrían ayudar a responsabilizarse mejor de su salud y a entender por qué el médico le ordena determinados exámenes o tratamientos.
Con la práctica, se irá volviendo más fácil interpretar estos resultados.
La mayoría de los exámenes de laboratorio se interpretan simplemente comparándolos con los rangos que se consideran «normales» (valores superiores o inferiores).
Aquellos valores que están por fuera o en el límite del rango suelen ser los más significativos. Usted podría simplemente mantener copias de los resultados, o bien elaborar un registro o una tabla para poder notar así más fácilmente las tendencias o los cambios.
Al leer los exámenes hay que tener en cuenta cinco puntos clave:

1.
Como se mencionó anteriormente, los valores «normales» de los exámenes pueden diferir.
Por ejemplo, los valores bajos en el colesterol pueden considerarse normales en una persona VIH positiva que no esté en terapia.
Asegúrese de discutir estas diferencias con su proveedor de atención médica.
Los resultados del laboratorio por fuera del rango de «normalidad» no necesariamente deben ser motivo de alarma.
2. Ningún resultado de laboratorio resuelve todos los interrogantes por sí solo.
La mayoría de los resultados deben ser interpretados en conjunto con otros informes y dentro del contexto de su estado general de salud, antes de poder sacar cualquier conclusión.
3. Diferentes laboratorios pueden obtener distintos resultados de una misma muestra de sangre debido a que utilizan diferentes métodos o equipos.
Los resultados pueden variar hasta en un 20%.
Trate de acudir al mismo laboratorio todas las veces que se haga un análisis de sangre.
Si no puede recurrir al mismo laboratorio, es posible que necesite establecer un nuevo punto de referencia con el nuevo laboratorio.
En el caso de las pruebas de carga viral, trate de que le hagan todas las veces el mismo tipo de prueba (bDNA o PCR).
Si su médico lo manda al mismo lugar para que le tomen la muestra de sangre, es muy probable que se estén utilizando los mismos laboratorios y las mismas pruebas.
Pero si usted ve una diferencia importante en sus exámenes de laboratorio, sería conveniente que le preguntara a su médico si hubo algún cambio en el laboratorio o en el tipo de prueba usados.

4. Los exámenes de laboratorio también pueden variar de acuerdo a la hora del día en que le saquen la muestra de sangre.
Si es posible, trate de programar las extracciones de sangre a la misma hora del día cada vez.
Además, tenga en cuenta que una enfermedad o infección, como una gripe, puede afectar los resultados de los exámenes.
Sería conveniente que esperara o se repitiera los exámenes una vez que esté aliviado.
Aun una vacuna contra la gripe puede alterar los resultados de los exámenes de laboratorio, ya que estimula el sistema inmunológico y puede aumentar la replicación del VIH.
Normalmente, los niveles del virus vuelven al valor de referencia al mes de la vacuna contra la gripe.
5. Cualquier cambio importante en los resultados puede deberse a errores en las pruebas.
Es aconsejable volverse a hacer las pruebas antes de sacar cualquier conclusión a partir de un solo resultado.

Hemograma completo.-
El cuadro hemático completo es el análisis de sangre que con mayor frecuencia ordenan los médicos.
Éste mide y analiza los diferentes tipos de células que componen la sangre, tales como:
- los glóbulos rojos,
- los glóbulos blancos
- las plaquetas.
Por lo general, aun las personas que no tienen síntomas de enfermedad del VIH deben hacerse un cuadro hemático completo cada 6 a12 meses.
Es conveniente que las personas con cambios en las tendencias de sus análisis de sangre se hagan este examen cada tres meses (o con mayor frecuencia).
Las personas con síntomas de la enfermedad del VIH deben hacerse un cuadro hemático completo cada 3 a 6 meses.

Las pruebas se hacen con mayor frecuencia en personas con síntomas de:
- Anemia Recuentos bajos de glóbulos rojos.
- Leucopenia (recuentos bajos de glóbulos blancos)
- Trombocitopenia (recuentos bajos de plaquetas).
En todo caso, si ocurren cambios que le preocupen a usted o a su médico, se deberán repetir las pruebas unas pocas semanas después.
De los siguientes exámenes, los indicadores más importantes son los recuentos de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.

Los glóbulos rojos:
Son células portadoras de oxígeno.
Recuentos de glóbulos rojos (o recuento de RBC por su sigla en inglés)
Los glóbulos rojos se producen en la médula ósea y son los que llevan el oxígeno a todo el organismo.
El RBC es la cantidad de glóbulos rojos que son producidos en unas 20 gotas de sangre (1 milímetro cúbico).
Los niveles normales de RBC fluctúan entre 4.5 y 6.1 millones por milímetro cúbico para los hombres, y entre 4.0 y 5.3 millones para las mujeres.
Muchas personas con VIH pueden tener valores inferiores a los normales.
El que se obtengan valores ligeramente bajos no debe ser motivo de alarma.
Sin embargo, los valores muy reducidos pueden ser señal de anemia y deben examinarse cuidadosamente y tratarse si es necesario.
Algunos de los síntomas son fatiga, falta de aliento (dificultad para respirar), palidez en la piel y, en las mujeres, irregularidades menstruales.
La anemia puede ser provocada por ciertos medicamentos o enfermedades.
Los recuentos bajos de los glóbulos rojos van acompañados de disminuciones en los niveles de hemoglobina y hematócrito.

La hemoglobina:
Es una proteína en los glóbulos rojos que lleva el oxígeno al organismo.
Los niveles normales de hemoglobina son de 12 a 16 gramos por decilitro (g/dl) en las mujeres y de 14 a 18 g/dl en los hombres.
Las personas con VIH a menudo tienen niveles de hemoglobina por debajo de lo normal, por lo general debido a la disminución en el número de glóbulos rojos producidos en la médula ósea.
Los medicamentos que causan disminución de la médula ósea, también causan disminución en los niveles de hemoglobina.
Las personas con VIH que tienen anemia leve algunas veces toman suplementos de hierro o eritropoyetina (Epogen), una hormona que estimula la producción de glóbulos rojos para aumentar el nivel de hemoglobina.
Sin embargo, si la anemia es severa, la terapia con eritropoyetina no debe reemplazar a la transfusión de sangre.

El hematócrito:
es otra forma de medir el recuento de glóbulos rojos.
Es el porcentaje de glóbulos rojos dentro del número total de células sanguíneas en el organismo. Los valores normales fluctúan entre 40 y 54% para los hombres y 37 y 47% para las mujeres. Los valores del hematócrito indican la densidad de la sangre así como su capacidad para llevar oxígeno.
Un hematócrito bajo es otro indicador de anemia.

Volumen corpuscular medio (MCV por su sigla en inglés):

El MCV mide el tamaño promedio de un glóbulo rojo individual.
El MCV promedio fluctúa entre 80 y 100 femtolitros (fl).
Un MCV bajo indica que los glóbulos son más pequeños de lo normal.
Esto puede deberse a una deficiencia de hierro o a una enfermedad crónica.
El MCV por lo general es más alto de lo normal en las personas que toman AZT (zidovudina, Retrovir) o en las personas con deficiencias de Vitamina B12 o ácido fólico.
Hemoglobina corpuscular media y concentración de hemoglobina corpuscular media (MCH y MCHC por sus siglas en inglés):
Estas son medidas de la cantidad y el volumen de hemoglobina en una célula promedio.
Estas medidas son menos importantes pero ayudan a detectar varios tipos de anemias y leucemias.

Las plaquetas:
Células que ayudan en la coagulación de la sangre

Recuento de plaquetas
Las plaquetas son una parte de la sangre necesaria para el proceso de coagulación.
Éstas se desplazan hasta el lugar de una herida donde se «pegan» y ayudan a desarrollar un coágulo o una costra para detener el sangrado.
Un recuento normal de plaquetas fluctúa entre 150,000 y 440,000.
Un recuento bajo de plaquetas (trombocitopenia) puede ser provocado por la infección del VIH misma o por ciertos medicamentos.
Aunque un recuento de plaquetas inferior a 150,000 es considerado bajo, la mayoría de las personas aún no corren el riesgo de una hemorragia interna con recuentos de 50,000 o hasta inferiores.
Sin embargo, debido a que las plaquetas son necesarias para la coagulación, la posibilidad de una hemorragia seria crece a medida que los recuentos de plaquetas decrecen.
Si su recuento de plaquetas es bajo, es posible que su médico le cambie de tratamiento o le enseñe algunas precauciones especiales para prevenir las hemorragias (sangrados), como usar cepillos de dientes de cerdas suaves y máquinas de afeitar eléctricas.

Los glóbulos blancos:

Células que combaten las infecciones

Recuento de glóbulos blancos (WBC por su sigla en inglés)
Los glóbulos blancos (leucocitos) ayudan a prevenir y combatir las infecciones en el organismo.
En promedio un recuento normal de glóbulos blancos en un adulto saludable fluctúa entre 4.000 y 11.000 por milímetro cúbico.
Un recuento alto puede indicar que su organismo está combatiendo una infección.
Los recuentos bajos pueden ser el resultado de ciertos medicamentos (como el AZT o el ganciclovir), una infección viral menor, el estrés o una infección oportunista (como tuberculosis, histoplasmosis y otras infecciones por hongos).
Los recuentos bajos pueden ser preocupantes ya que el organismo se encuentra más propenso a las infecciones.

Diferencial de glóbulos blancos:

Ésta es una subdivisión de los diferentes tipos de glóbulos blancos como porcentajes del recuento total de glóbulos blancos.

Las tres categorías principales de glóbulos blancos son:
1. Linfocitos.
2. Granulocitos
3. Monocitos.


Linfocitos: Los linfocitos son glóbulos blancos que producen anticuerpos y regulan la totalidad del sistema inmunológico. Éstos constituyen entre un 10 y un 45% de los glóbulos blancos.
Existen dos categorías principales: la células B y las células T, las cuales combaten las infecciones de diferente forma.
Las células CD4+, que son un tipo de células T, son las células que ataca el VIH.
Usted podrá haber escuchado el término «recuento de CD4+» o «recuento de células T»

Granulocitos (células polimorfonucleares o PMN): Éste es el tipo más común de glóbulos blancos y constituyen entre un 55 y un 80% del recuento total.
Los granulocitos se encargan de combatir las infecciones bacterianas y se clasifican en:

- Neutrófilos
Son el tipo más común de glóbulos blancos y constituyen entre un 55 a un 70% del recuento total.
Combaten las infecciones de diferentes maneras y juegan un papel importante en rodear y destruir las bacterias y otras sustancias extrañas en el organismo.
Algunos medicamentos como el ganciclovir (Cytovene) pueden disminuir el recuento de neutrófilos.

- Eosinófilos
Constituyen entre el 1 y el 3% de los glóbulos blancos y se dedican a combatir las infecciones por parásitos y las reacciones alérgicas.
Su número aumenta durante una reacción alérgica o un ataque de asma.

- Basófilos
Constituyen solamente el 1% de los glóbulos blancos, pero son muy importantes para liberar histamina.
La histamina es la sustancia que lo hace sentir congestionado y pésimo durante un resfriado (es por eso que se utilizan las antihistaminas para reducir los síntomas del resfriado), pero que ayuda a sanar al cuerpo aumentando la permeabilidad de los vasos sanguíneos para que los glóbulos blancos puedan desplazarse con mayor rapidez a las áreas de infección.

Monocitos

Éstos constituyen entre un 3 y un 7% de los glóbulos blancos.
Circulan en la sangre más o menos durante 24 horas y luego se trasladan a los tejidos donde maduran y se convierten en macrófagos, que son los que devoran la infección y los cuerpos extraños (macrófago quiere decir «gran devorador»).

Bioquimica-Panel químico (CHEM-25 o SMA-25)

Un panel químico examina los niveles de 25 sustancias químicas en la sangre y puede ayudar a determinar si su organismo está funcionando adecuadamente.
(Otras versiones que evalúan 12, 14 ó 20 sustancias químicas son las llamadas SMA12, SMA14 y SMA 20, respectivamente.)
Las personas que no están tomando medicamentos deben hacerse un panel químico una vez al año; las que los toman, con mayor frecuencia.

Algunos de los valores importantes son los siguientes:

Sodio:

El sodio (Na) —que es uno de los componentes de la sal de mesa—es importante para regular el equilibrio de líquidos en el organismo, en el sistema nervioso y en el tejido muscular (incluyendo el del músculo del corazón).
Tener demasiado sodio puede ser un síntoma de deshidratación, mientras que tener demasiado poco puede indicar un exceso de líquidos o indicar problemas de los riñones.
Consumir alimentos salados no afectará el nivel de sodio si se están tomando líquidos.
El rango de normalidad del sodio es de 135 a 145 mEq/litro.

Potasio:
El potasio (K) se encuentra mayormente en el interior de las células y desempeña funciones muy importantes, particularmente en la regulación de los impulsos nerviosos y del músculo del corazón.
Tanto el exceso de potasio (hiperkalemia) como su deficiencia (hipokalemia) son problemáticos.
Puede producirse un nivel elevado de potasio cuando existe una insuficiencia renal o una herida grave.
Los niveles bajos de potasio suelen presentarse después de episodios graves de vómito, diarrea, períodos prolongados sin alimentos, y en personas que toman dosis altas de diuréticos (pastillas de agua).
El potasio se encuentra en la mayoría de los alimentos y las personas que consumen una dieta más o menos balanceada no tienen dificultades para obtener la cantidad suficiente.
El rango de normalidad del potasio es de 3.5 a 5 mEq/litro.

Cloruro y magnesio (Cl y Mg):
Éstos son otros dos importantes elementos de la sangre.
El cloruro es particularmente importante para regular el equilibrio de líquidos en el organismo.
El magnesio se encarga de las contracciones musculares y de sintetizar las proteínas.
El rango de normalidad del cloruro es de 100 a 106 mEq/litro; el del magnesio es de 1.5 a 2.0 mEq/litro.

Glucosa:
La glucosa es el azúcar en la sangre, y los valores de glucosa se utilizan para controlar la diabetes mellitus.
El uso de pentamidina intravenosa (Pentam) puede provocar niveles anormalmente altos o bajos de glucosa. Los medicamentos que afectan al páncreas—como el ddI, el ddC y el d4T—también pueden provocar niveles altos de glucosa.
La resistencia a la insulina es otra de las causas de un nivel alto de glucosa en la sangre.
Esta resistencia se presenta cuando la insulina (que es la hormona que retira el azúcar de la sangre) es menos eficaz de lo normal.
Esto puede ocurrir con el uso a largo plazo de medicamentos contra el VIH, por el VIH mismo, o por ambos (los medicamentos y el virus).
La resistencia a la insulina puede tratarse con medicamentos.
Los niveles normales de glucosa son de 75 a 125 mg/dl.

Colesterol y triglicéridos:
Éstas son sustancias grasas en la sangre y se utilizan para medir el riesgo de una enfermedad del corazón y el estado de nutrición de una persona.
Los niveles de triglicéridos por lo general se reducen en las personas con VIH, posiblemente debido a la malnutrición o al desgaste en las etapas avanzadas de la enfermedad. El colesterol y los triglicéridos altos pueden presentarse en las personas con VIH durante muchos años y también pueden ser un efecto secundario de los medicamentos contra el VIH.
Los niveles normales de colesterol son de 150 a 250 mg/dl y los de los triglicéridos, de 47 a 175 mg/dl.

Amilasa:
La amilasa es una enzima secretada por las glándulas salivares en la boca así como en el páncreas. Los niveles elevados de amilasa son la indicación inicial de una pancreatitis (inflamación del páncreas).
La pancreatitis es algunas veces un efecto secundario de la terapia contra el VIH con medicamentos como el ddI, el ddC y el d4T.
Los niveles de amilasa son normalmente entre 25 y 125 miliunidades por milímetro.

Pruebas de función hepática (LFT por su sigla en inglés):
Las pruebas de función hepática incluyen una serie de indicadores que ayudan a determinar el estado en que se encuentra el hígado.
Algunos de éstos son:
- ALT (SGPT),
- AST (SGOT),
- LDH,
- Fosfatasa alcalina,
- Bilirrubina total.
Aunque algunos medicamentos suelen elevar los niveles de las enzimas hepáticas, el aumento puede deberse también a ciertas enfermedades del hígado tales como la hepatitis B o C, heridas y tumores.
Los niveles anormales en las pruebas de función hepática suelen presentarse en un 60 a un 70% de las personas con VIH, pero la insuficiencia hepática no es algo común.
Fosfatasa Alcalina.-
Los niveles altos de fosfatasa alcalina junto con niveles normales de bilirrubina pueden indicar algunas enfermedades graves y a menudo se observan en personas con complejo Micobacterium avium (MAC), citomegalovirus (CMV), histoplasmosis, efectos secundarios de algunos medicamentos o sarcoma de Kaposi.
Bilirrubina.-
La bilirrubina, que es el producto de los glóbulos rojos muertos, es eliminada a través del hígado.
Los niveles altos de bilirrubina en la sangre pueden indicar hepatitis (caracterizada por un color amarillento en la piel), obstrucción de los conductos biliares y otros problemas del hígado.

Pruebas de función renal:
Se utilizan dos indicadores para evaluar la función de los riñones:
- la creatinina
- el BUN (sigla en inglés para nitrógeno ureico sanguíneo).

Los niveles altos de creatinina y BUN indican una enfermedad del riñón o una deshidratación.
Los niveles altos de ácido úrico pueden ser una señal de deficiencia renal, pero también pueden indicar otros problemas como linfoma o inflamación en los tejidos.
La deficiencia renal es común en las personas con VIH debido a las toxicidades propias de ciertos medicamentos como el foscarnet (Foscavir).

Proteínas:
La albúmina y la globulina son las dos clases principales de proteínas en la sangre.
Los niveles altos de albúmina indican deshidratación y los niveles bajos pueden significar una malnutrición o una deficiencia hepática o renal.
Los niveles de globulina son menos importantes.

Subdivisión de los linfocitos y carga viral:
Pruebas específicas para las personas con VIH
Los linfocitos son un tipo de glóbulos blancos, lo que quiere decir que son parte del sistema inmunológico.
Hacerle un seguimiento a los recuentos de linfocitos es una forma de revisar una deficiencia en el sistema inmunológico.

Existen tres tipos principales de linfocitos:
1. Las células B (llamadas B porque provienen de la médula de los huesos [«Bones» en inglés]),
2. Las células T,
como los CD4+ y los CD8+ (llamadas T porque provienen de un órgano llamado «Timo» ), y
3. Las células NK
(sigla en inglés de «natural killers», lo que quiere decir «asesinas naturales»).
Las células B son las encargadas de la «inmunidad humoral» mediante el suministro de anticuerpos para neutralizar las bacterias y los virus.
Las células T son las encargadas de la «inmunidad mediada por células» cuando las células mismas (y no los anticuerpos) supervisan la eliminación de partículas infecciosas y otras células. Los dos tipos de células T son los CD4+ (denominadas células «ayudantes») y los CD8+ (denominadas células «supresoras» o citotóxicas).
Es bien sabido que el VIH causa en la mayoría de las personas una lenta disminución en las células CD4+.
Los recuentos normales de células CD4+ son entre 600 y 1,500 células por milímetro cúbico de sangre.
Los recuentos normales de células CD8+ en una persona VIH negativa son de 300 a 800 células por milímetro cúbico de sangre.
Anteriormente se consideraba que los recuentos de células CD4+ eran los que mejor predecían en qué etapa se encontraba la enfermedad y qué riesgos había de desarrollar complicaciones relacionadas con el
SIDA.
Ahora existe un consenso general de que los recuentos de células CD4+ solos no dan una medida adecuada del progreso de la enfermedad y de la respuesta a la terapia, debido a que pueden variar ampliamente.
Nos dicen cuántas células están presentes, pero no cómo es su funcionamiento.
Usar los recuentos de células CD4+ en conjunto con las pruebas de carga viral ofrece un panorama más completo sobre la salud y la respuesta a la terapia.
Sin embargo, los recuentos de células CD4+—y no la carga viral—son un mejor indicador sobre cuándo comenzar la terapia preventiva contra las infecciones oportunistas.




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